"Et lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)

"Et Lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)
ESTE BLOG, APOYÁNDOSE EN JESUCRISTO Y SUS VALORES, TIENE UNA FINALIDAD DE CARÁCTER EDUCATIVO, BUSCANDO, DESDE EL MENSAJE DEL EVANGELIO, CREAR EN LOS JÓVENES UNA CONCIENCIA CRÍTICA, BASADA EN LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD DESDE LA INTERIORIDAD, LA REFLEXIÓN, LA FRATERNIDAD Y LA LIBERTAD RESPONSABLE.

jueves, 17 de noviembre de 2011

ROGER VAN DER WEYDEN. EL DESCENDIMIENTO

Pintada en torno a 1436 para el gremio de los ballesteros de Lovaina, esta extraordinaria obra maestra de estilo flamenco llegó a España en 1555 comprada por futuro rey Felipe II a su tía María de Hungría.
En el cuadro aparecen varios personajes que contemplan y participan con dolor en el descendimiento del cuerpo de Cristo de la cruz. En la parte izquierda del espectador, el apóstol Juan sostiene a la Virgen desmayada, en una postura paralela a la del Hijo, recordándonos el papel central que tiene María en la Redención del género humano. Nicodemo (Jn 3, 1-21; 7, 50; 19, 39), el anciano de barba blanca con tocado judío, que sostiene por la axila al Redentor presenta un rostro apesadumbrado, pero contenido, como quien comprende que la misión de Jesús ha llegado a su consumación. José de Arimatea (Mt 27, 57 / Jn 19, 38), que sostiene y envuelve el cuerpo de Jesús en el sudario, asume también con dolor el sacrificio de Cristo. A su lado María Magdalena expresa con los gestos de los brazos y la postura "inverosímil" de su cuerpo todo el dolor que brota de su corazón. En el cinturón que porta, símbolo de la virginidad, pueden leerse los nombres "Iehsus Maria", como expresión de la unión del Hijo y la Madre. Los vivos colores de los ropajes resaltan el cuerpo exangüe  de Jesús y la lividez del rostro de María.

miércoles, 26 de octubre de 2011

"HOW GREAT THOU ART"

Emil Nolde. Crucifixión (1912)


Oh, Lord my God, when I in all some wonder
Considered all the worlds Thy hands have made.
I see the stars, I hear the roaring thunder
Thy art throughout the universe displayed.

Then sings my soul my savior God to Thee.
How great Thou art, how great Thou art.
Then sings my soul my savior God to Thee.
How great Thou art, how great Thou art.

When Christ shall come with shouts of acclamation
To take me home, what joy shall fill my heart.
Then I shall bow in humble adoration
And there proclaim my God how great Thou art.

Then sings my soul my savior God to Thee.
How great Thou art, how great Thou art.
Then sings my soul my savior God to Thee.
How great Thou art, how great Thou art.

martes, 25 de octubre de 2011

MARTIN LUTHER KING


Martin Luther King

Martin Luther King. Memorial. Washington.

Martin Luther King. Memorial. Washington.


Martin Luther King (1929-1968) fue un defensor de los Derechos Humanos y de la igualdad político-social de los afroamericanos. Sus esfuerzos se plasmaron en multitud de marchas reivindicativas y acciones de protesta de carácter pacífico, que dieron como resultado la aprobación de leyes como la Civil Rights Act (1964) y la Voting Rights Act (1965), contribuyendo  decisivamente a la eliminación de la discriminación y segregación raciales.
En 1964 le fue concedido el Premio Nobel de la Paz.
En abril de 1968 en Menphis (Tennessee), donde se había trasladado para participar en una campaña de apoyo a los basureros negros, fue asesinado por un extremista blanco en el balcón del hotel Lorraine Motel.
Su famoso discurso I have a dream, en 1963, al final de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, constituye una síntesis de su pensamiento y valores, siendo un modelo de referencia en la historia de los Derechos Humanos.



lunes, 17 de octubre de 2011

ROSA PARKS, LA LUCHA POR LA DIGNIDAD


Rosa Park. Toma de huellas dactilares


Rosa Parks
Rosa Parks (1913-2005) fue una activa luchadora en favor del reconocimiento de los derechos civiles a los afroamericanos. En 1955, cuando las personas de raza negra estaban obligadas a viajar en una zona separada  de los autobuses, Rosa Parks, una humilde costurera negra, se negó a ceder su asiento a una persona de raza blanca. Este hecho le ocasionó el encarcelamiento por alteración del orden público. Tras varias vicisitudes, el caso llegó a la Corte Suprema de los Estados Unidos, que declaró en 1956 que la segregación racial en el transporte era contraria a la Constitución de los Estados Unidos.
Las personas de raza negra sufrían la humillación de no poder compartir con los blancos los mismos lugares: existía la segregación en las escuelas, los restaurantes, los cines, los autobuses e, incluso, en los servicios y las fuentes publicas.
La lucha en favor de la extensión de los derechos civiles llevada a cabo por personas como Rosa Parks y Martin Luther King culminó en 1964 con la  aprobación  de la Civil Rights Act, en época del presidente Lyndon B. Johnson, que supuso el principio del fin de la segregación racial en Estados Unidos.



Fuente de uso exclusivo para personas negras


domingo, 16 de octubre de 2011

AMAZING GRACE



"Amazing Grace"
Amazing grace how sweet the sound
that saved a wretch like me,
I once was lost, but now am found,
was blind, but now I see.

Through many dangers, toils and snares
I have already come,
t'is grace that brought me safe thus far
and grace will lead me home.

When we've been there ten thousand years
bright shining as the sun,
we've no less days to sing God's praise
than when we first begun.

Amazing grace how sweet the sound
that saved a wretch like me,
I once was lost but now am found,
was blind, but now I see.

Was blind, but now I see.





Hermoso himno cristiano compuesto por John Newton y publicado en 1779. En él se recoge la experiencia del pecador arrepentido, que mediante la Gracia de Dios puede alcanzar la Salvación.
Newton tuvo una vida azarosa: tras una juventud marcada por la rebeldía, participó como marinero en la Royal Navy capturando y transportando esclavos. Estuvo a punto de morir en un naufragio y, finalmente, tras su conversión,  fue ordenado sacerdote de la Iglesia de Inglaterra.
Las versiones de esta canción son muy numerosas.

sábado, 15 de octubre de 2011

XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO


La moneda del tributo. Rubens (c. 1612)

 
 

Denario del Tributo. Anverso Tiberio (14-37). Reverso Livia, madre de Tiberio, como diosa Pax
 
En aquel tiempo, se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron unos discípulos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad; sin que te importe nadie, porque no te fijas en las apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?» Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «¡Hipócritas!, ¿Por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta cara y esta inscripción?» Le respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues pagadle al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22, 15-21)
Este pasaje nos muestra cómo los fariseos tratan de tender una trampa a Jesús. La respuesta de Jesús desactiva sus pretensiones, al tiempo que nos muestra los verdaderos valores del Reino de Dios. La opción de los cristianos se centra en buscar a Dios y su justicia, en cambio los poderes del mundo han convertido el dinero en el centro de la actividad humana. La crisis económica y moral que atravesamos pone de manifiesto que el camino que hemos elegido no es el adecuado. Si vivimos como si Dios no existiese terminaremos sumidos en la desesperanza y el peso de los días se nos hará insoportable. El verdadero sentido de la vida pasa por Dios, y toda nuestra actividad como criaturas, imágenes del Creador, debe orientarse en construcción de su Reino; de esta forma, podremos caminar como "peregrinos" en este mundo, esperanzados, con la mirada puesta en encuentro final con el Señor.

miércoles, 12 de octubre de 2011

RETRATO DE LA VENERABLE MADRE JERÓNIMA DE LA FUENTE



Velazquez. Retrato de la Venerable Madre Jerónima de la Fuente (1620)


Este retrato, influenciado por el tenebrismo, que puede contemplarse en el Museo del Prado, tiene un acentuado tono psicológico. En él aparece Sor Jerónima de la Fuente, monja clarisa franciscana, a la edad de 65 años, poco antes de embarcarse para Manila (Filipinas), donde fundó el primer convento de monjas, muriendo allí en 1630.
Nacida en Toledo en 1555 en el seno de una familia acomodada, decide en 1570 ingresar en el convento franciscano de Santa Isabel la Real de Toledo. En 1620, con un pequeño grupo de monjas, se embarca hacia Filipinas, donde llega tras un largo viaje de más de un año. Sus restos, tras haber sufrido varios traslados, reposan hoy en la ciudad de Quezón en la isla de Luzón (Filipinas).
En el retrato se muestra el carácter duro y resuelto y la fortaleza de la religiosa, acostumbrada a la austeridad de la vida conventual de la época. Sus manos huesudas, surcadas de venas y ásperas, sostienen un crucifijo, símbolo de la especial devoción de Jerónima a Cristo Crucificado, y el breviario que representa la importacia de la oración en la vida del personaje.
La mirada de la monja, que se aparta un momento de la contemplación de Cristo Crucificado, se dirige al espectador con la intención de mostrarle cómo es su vida y en qué está centrada. Sus ojos oscuros y apagados, su cara surcada de arrugas y su hábito de estameña parecen mostrarnos el desapego por las cosas del mundo y la vida rigorista, llena de privaciones y pobreza, que llevaba la protagonista.
Eduardo Mendoza en su novela Riña de gatos 1936, ganadora del Premio Planeta de novela 2010, describe así el cuadro: "Aunque el cuadro es relativamente grande, la monja parece diminuta, como si el paso de los años, el ascetismo y la experiencia le hubieran encogido el físico sin hacer mella en la energía de su carácter. Tiene la mirada fatigada, los párpados pesados, ligeramente enrojecidos, la boca contraída en un rictus voluntarioso. En una mano huesuda, surcada de venas, sostiene un libro; con la otra empuña un crucifijo muy glande. Ha desviado un instante los ojos de la imagen de Jesús crucificado para fijarlos fugazmente en el hombre que la está pintando y luego, por los siglos venideros, en quienquiera que se detenga a contemplar el cuadro. Su aspecto es severo, pero su mirada es piadosa y comprensiva".
En la parte superior del cuadro aparece la leyenda:

BONUM EST PRESTOLARI CUM SILENTIO SALUTARE DEI (Es bueno en silencio esperar la salvación de Dios).

lunes, 10 de octubre de 2011

JÜRGEN HABERMAS Y LA RELIGIÓN


Jürgen Habermas, nacido en Alemania en 1929, uno de los filósofos vivos más importantes, pertenece a la segunda generación de la Escuela de Frankfurt, corriente filosófica que había surgido tras la Primera Guerra Mundial inspirándose en Marx, Weber y Freud.
Habermas adopta un pensamiento propio orientado hacia la teoría social, con el objetivo de hacer un análisis minucioso de la sociedad occidental secularizada y postcapitalista, buscando una renovación de la democracia, del Estado de Derecho, de la organización social, bajo el paradigma de la ética discursiva.
Habermas, aunque es agnóstico, ha defendido el papel de la religión en una democracia deliberativa. Para él, contrariamente a lo que opinan los partidos socialdemócratas europeos, que aún no se han sacudido la tara del marxismo liberticida, la religión debe ocupar un lugar central en la democracia, en favor de la política. La moral que mana de la religión debe ser aprovechada para construir sociedades más justas, solidarias y cohesionadas. La democracia no puede olvidar el inmenso potencial de sentido del judeo-cristianismo; en caso contrario, se verá abocada al sinsentido por falta de raíces morales. No tenemos más que contemplar las catastróficas consecuencias que está produciendo en nuestras avanzadas sociedades la legalización del aborto. Protegemos las especies y nos olvidamos del ser humano. Somos ecologistas selectivos que hemos olvidado el valor de la vida humana.
Es necesario asentar nuestras sociedades en verdaderos valores, que tengan en cuenta la compasión y un profundo sentido de la justicia y la solidaridad, de la fraternidad en definitiva, en orden a proteger al hombre de la autodestrucción.

jueves, 6 de octubre de 2011

SAN BRUNO, EL SILENCIO HECHO ORACIÓN



Zurbarán, San Hugo en el refectorio (c. 1655)

San Bruno de Colonia, nacido en torno a 1030, estudió teología en Reims (Francia) y  fue canónigo en Colonia (Alemania), decantándose por una vida de ermitaño bajo la dirección de Roberto de Molesmes. Se retiró de la vida pública, optando por una vida de oración, silencio y austeridad, a un paraje agreste que le fue cedido por el obispo Hugo en las montañas de La Chartreuse, cerca de Grenoble (Francia), junto a seis compañeros. Fundó monasterios en Italia, muriendo en 1101 en la cartuja de La Torre en Calabria (Italia).
"Es necesario que vosotros, actuales seguidores de ese gran hombre de Dios, recojáis sus ejemplos, comprometiéndoos a poner en práctica su espíritu de amor a Dios en la soledad, en el silencio y en la oración, como quienes ʺesperan la vuelta de su señor para que, apenas llame, en seguida le abranʺ (Lc 12, 36).
Efectivamente, vosotros estáis llamados a vivir como con anticipación esa vida divina que san Pablo describe en la primera Carta a los Corintios, cuando observa: ʺAhora vemos en un espejo, confusamente. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo imperfecto, pero entonces conoceré como soy conocidoʺ (13,12).
2. El Fundador os invita a reflexionar sobre el sentido profundo de la vida contemplativa, a la que llama Dios en toda época de la historia a almas generosas. El espíritu de la Cartuja es para hombres fuertes; ya san Bruno advertía que el compromiso contemplativo estaba reservado a pocos (ʺlos hijos de la contemplación son menos numerosos que los de la acciónʺ (S. Bruno, Carta a Raúl, "Lettres des premiers Chartreuxʺ, Sources chrétiennes, París, 1962, pág. 70, 72). Pero estos pocos están llamados a formar una especie de ʺcentinela avanzadaʺ en la Iglesia. El trabajo lento y continuo sobre el carácter, la apertura a la gracia divina, la oración asidua, todo sirve para forjar en el cartujo un espíritu nuevo, templado en la soledad a fin de vivir para Dios en actitud de disponibilidad total. En la Cartuja se compromete uno a conseguir la plena superación de sí mismo y a cultivar los gérmenes de toda virtud, alimentándose copiosamente de los frutos celestes. Hay en todo esto un programa de vida interior, al que alude san Bruno cuando escribe: ʺAquí se adquiere aquel ojo limpio, cuya serena mirada hiere de amores al Esposo y cuya limpieza y puridad permite, ver a Dios. Aquí se vive un ocio activo, se reposa en una sosegada actividadʺ (ib, pág. 70).
El hombre contemplativo tiende constantemente hacia Dios y, con toda razón, puede expresar el anhelo del Salmista: ʺ¿Cuándo podré ir a ver la faz de Dios?ʺ (Sal. 41, 5;).  Ve el mundo y sus realidades de modo muy diverso de quien vive en él: la ʺquiesʺ sólo se busca en Dios y san Bruno invita repetidas veces a sus discípulos a huir de ʺlas molestias y miseriasʺ de este mundo y a trasladarse ʺdel tempestuoso mar de este mundo para entrar en el reposo tranquilo y seguro del puertoʺ, (ib. pág. 74). En la paz y en el silencio del monasterio se encuentra la alegría de alabar a Dios, de vivir en Él, de Él y para Él. San Bruno, que vivió en este monasterio cerca de diez años, escribiendo a sus hermanos de la comunidad de Chartreuse, abre su corazón desbordante de alegría y sin retórica alguna los impulsa a gozar de su estado contemplativo: ʺAlegraos, mis hermanos carísimos ‐escribe‐ por vuestra feliz suerte y por las abundantes gracias que la mano del Señor ha derramado sobre vosotros. Alegraos de haber escapado de los muchos peligros y naufragios del tempestuoso mar del siglo. Alegraos de haber alcanzado el reposo tranquilo y seguro del más resguardado puerto". (ib. p. 82).
3. Sin embargo, esta específica y heroica vocación vuestra no os sitúa al margen de la Iglesia; más bien os coloca en el corazón mismo de ella. Vuestra presencia es una llamada constante a la oración, que es el presupuesto de todo auténtico apostolado. Como tuve oportunidad de escribiros, el ʺsacrificio de alabanza cuenta con vuestra fervorosa y plena ejercitación, pues que día y noche ʹperseveráis en las divinas centinelasʹ (cf. S. Bruno)ʺ.
Dad con la vida testimonio de vuestro amor a Dios. El mundo os mira y, acaso inconscientemente, espera mucho de vuestra vida contemplativa. Continuad poniendo ante sus ojos la ʺprovocaciónʺ de un modo de vivir que, aun cuando esté amasado de sufrimientos, soledad y silencio, hace desbordar en vosotros la fuente de una alegría siempre nueva. ¿Acaso no escribió vuestro Fundador: ʺcuánta utilidad y gozo divino traen consigo la soledad y el silencio del desierto a quien lo ama, sólo lo conocen quienes lo han experimentadoʺ? (ib. p.70). Que ésta es también vuestra experiencia, se puede deducir del entusiasmo con que perseveráis en el camino emprendido. En vuestros rostros se ve cómo Dios da la paz y la alegría del Espíritu como merced a quien ha abandonado todo para vivir de Él y cantar eternamente sus alabanzas". (Pasaje de la alocución del Papa Juan Pablo II a los cartujos de la cartuja de Serra San Bruno, en Calabria, con motivo del noveno centenario de la fundación de la Orden. Octubre 1984)


martes, 4 de octubre de 2011

Santo Tomás de Aquino: demostración de la existencia de Dios

   

Santo Tomás de Aquino bendice a Leonor de Guzmán, esposa de Pero López de Ayala, y a su nuera
 
  Las cinco vías

1º. MOVIMIENTO: existe el movimiento; todo lo que se mueve es movido por otro motor; si este motor se mueve, necesitará a su vez de otro, y así hasta el infinito. Esto es imposible, porque no habrá ningún motor si no hay un primero, y este es Dios.

2º. CAUSA EFICIENTE: hay una serie de causas eficientes. Por tanto, tiene que haber una primera causa, porque si no, no habría ningún efecto. Esa causa prima es Dios: causa incausada.

3º. LO POSIBLE Y LO NECESARIO: la generación y la corrupción muestran que hay entes que pueden ser o no ser; estos entes, alguna vez no han sido, y habría habido un tiempo en que no hubiera nada, y nada hubiera llegado a ser. Por tanto, tiene que haber un ente necesario por sí mismo, y es Dios. El ser contingente (lo que existe) es causado por el ser necesario (Dios).

4º. GRADACIÓN DE PERFECCIONES: hay diversos grados de perfecciones, que se acercan más o menos a la perfección absoluta. Por tanto, hay un ente perfecto, causa de toda perfección y de todo ser, y se llama Dios.

. ORDENACIÓN A UN FIN: los entes inteligentes tienden a un orden y a un fin, y no lo hacen por azar, sino por la inteligencia que los dirige. Por tanto, hay un ente inteligente que ordena la naturaleza y la impulsa a un fin, y ese ente es Dios.








viernes, 20 de mayo de 2011

5º. DOMINGO DE PASCUA

San Clemente de Taüll (Lérida), Pantocrátor (s. XII)

Hagia Sophia, Cristo en majestad con Constantino IX y la emperatriz Zoe ( s. XI)
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
— No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice:
— Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
— Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mi, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice:
— Señor, muéstranos al Padre y nos basta.
Jesús le replica:
— Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ve a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tu: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre. (Jn 14, 1-12)
La revelación plena y definitiva de Dios a la humanidad no se realiza de forma impersonal, se hace a través de su propio Hijo, Jesucristo. La identificación entre la Primera y la segunda Persona de la Trinidad es plena; quien sigue a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, avanza en este mundo para alcanzar en el otro la plenitud de la Vida en Dios, momento en el que alcanzaremos todos los frutos de Salvación merced a los méritos de Jesucristo.

sábado, 14 de mayo de 2011

4º. DOMINGO DE PASCUA

Murillo, El Buen Pastor niño (1660)
James Tissot, El Buen pastor (c.1890)

Catacumba de Priscila, Fresco del Buen Pastor (s.III)

El Buen Pastor (s. III)
Dijo Jesús:
   — «Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el guarda, y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.»
   Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
   — «Os aseguro que soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
    El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estrago; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante.» (Jn 10, 1-10)

Cristo es el Camino, la Verdad y la Vida, y también el Buen Pastor que se preocupa por sus criaturas y no las abandona. Sólo a través de Él, único mediador entre Dios y los hombres, porque es Dios mismo, se alcanza la Salvación.

jueves, 5 de mayo de 2011

3º. DOMINGO DE PASCUA

Altobello Melone, Camino de Emaús (c.1518)

Tiziano, Cena de Emaús (c. 1535)
Anónimo, Cena de Emaús (s. XVII)
 Los discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo.
Él les dijo: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?" Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replicó: "¿Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días?" Él les preguntó: "¿Qué?" Ellos le contestaron: "Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e incluso vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron."
Entonces Jesús les dijo: "¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?" Y, comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas, les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante; pero ellos le apremiaron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque atardece y el día va de caída." Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció.
Ellos comentaron: "¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?" Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, que estaban diciendo: "Era verdad, ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón." Y ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan. (Lc 24, 13-35) 

Ante el desconcierto y la pérdida de confianza, de fe, de estos discípulos por el fracaso aparente del Maestro que muere en la cruz, Jesús se les presenta cuando salen de Jerusalén camino de Emaús. La explicación de todo aquello que en la Escritura se refiere al Mesías, a su persona, y la fracción del pan, hará que los discípulos reconozcan a ese "desconocido" que su falta de fe había velado: Jesucristo resucitado.

jueves, 28 de abril de 2011

2º. DOMINGO DE PASCUA

Bernardo Strozzi, La incredulidad de santo Tomás (c. 1620)

Cima da Conegliano, La incredulidad de santo Tomás con san Magno, obispo (c. 1505)

Caravaggio, La incredulidad de santo Tomás (c. 1602)
Claustro del Monasterio de Santo Domingo de Silos (Burgos), La duda de santo Tomás (s. XI)
 Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: "Paz a vosotros." Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: "Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo." Y, dicho esto, exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: "Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos." Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor." Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo." A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomas con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: "Paz a vosotros." Luego dijo a Tomás: "Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente." Contestó Tomás: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús le dijo: "¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto." Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre. (Jn 20, 19-31)

El apóstol Tomás podría ser considerado como el "patrono" de los incrédulos: cree más con los dedos que con el corazón. Lo mismo le ocurre al hombre moderno, necesita pruebas y resultados tangibles, evidentes, solamente se fía de sus sentidos, ha endurecido su corazón y no descubre ni dentro de sí ni tampoco en el prójimo que sufre a Cristo resucitado. Hay aspectos demasiado importantes en nuestra vida para fiarlos solamente a los sentidos. Dios es demasiado grande para ser sometido a las particularidades del mundo material. Nuestra pobre razón nos permite, con dificultad, entender el mundo que nos rodea, que es limitado como nosotros. Nuestra "hybris", nuestro orgullo, y nuestra suficiencia, en muchas ocasiones, nos alejan de Dios. La pureza de corazón, la sencillez, la modestia, la humildad, los buenos sentimientos, el amor, son los nobles "lazarillos" que nos guían, por el camino de la fe, hacia Dios. 

sábado, 23 de abril de 2011

DOMINGO DE PASCUA DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

Pieter Pourbus, Resurrección (1566)

Bronzino, Noli me tangere (1561)

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.  Echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien tanto quería Jesús, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto". Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; y, asomándose, vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó. Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos. (Jn 20, 1-9)

"La resurrección de Jesús ha consistido en un romper las cadenas para ir hacia un tipo de vida totalmente nuevo, a una vida que ya no está sujeta a la ley del devenir y de la muerte, sino que está más allá de eso; una vida que ha inaugurado una nueva dimensión de ser hombre. Por eso, la resurrección de Jesús no es un acontecimiento aislado que podríamos pasar por alto y que pertenece únicamente al pasado, sino que es una especie de «mutación decisiva» (por usar analógicamente esta palabra, aunque sea equívoca), un salto cualitativo. En la resurrección de Jesús se ha alcanzado una nueva posibilidad de ser hombre, una posibilidad que interesa a todos y que abre un futuro un tipo nuevo de futuro para la humanidad.
Por eso Pablo, con razón, ha vinculado inseparablemente la resurrección de los cristianos con la resurrección de Jesús: «Si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó... ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos: el primero de todos» (1 Co 15, 16.20). La resurrección de Cristo es un acontecimiento universal o no es nada, viene a decir Pablo. Y sólo si la entendemos como un acontecimiento universal, como inauguración de una nueva dimensión de la existencia humana, estamos en el camino justo para interpretar el testimonio de la resurrección en el Nuevo Testamento" (Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección). 




miércoles, 20 de abril de 2011

LA CRUZ DE CRISTO, AMOR DE DIOS A LA HUMANIDAD

Nada se ha inventado sobre la tierra
más grande que la cruz.
Hecha está la cruz a la medida de Dios,
de nuestro Dios.
Y hecha está también a la medida del hombre...
Hazme una cruz sencilla, carpintero...,
sin añadidos ni ornamentos,
que se vean desnudos los maderos,
desnudos y decididamente rectos:
los brazos en abrazo hacia la tierra,
el ástil disparándose a los cielos.
Que no haya un sólo adorno que distraiga este gesto,
este equilibrio humano de los mandamientos.
Sencilla, sencilla....
hazme una cruz sencilla, carpintero.
Aquí cabe crucificado nuestro Dios,
nuestro Dios próximo,
nuestro pequeño Dios,
el Señor,
el Enviado Divino,
el Puente Luminoso,
el Dios hecho hombre o el hombre hecho Dios,
el que pone en comunicación
nuestro pequeño recinto planetario solar
con el universo de la luz absoluta.
Aquí cabe... crucificado... en esta cruz...
Y nuestra pobre y humana arquitectura de barro...
cabe... ¡crucificada también!"

León Felipe (1884-1968)

domingo, 17 de abril de 2011

VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

Maerten van Heemskerck, Tríptico Ecce Homo (1559)
 
Thomas Eakins, Crucifixión (1880)

Charles Le Brun, Descendimiento (1646)
   
Piedra de la Unción. Iglesia del Santo Sepulcro (Jerusalén)
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Soy el rey de los judíos". Pilato les contestó: "Lo escrito, escrito está". Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: "No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca". Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed". Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: Está cumplido. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. (Jn 19, 16-30)
"Podemos decir que la Cruz es consecuencia del rechazo de los hombres a escuchar el Evangelio de Jesús, y a reconocerlo como el Mesías. La cruz es el resultado de la persecución, traición, cobardías, maldad y endurecimiento de los hombres. El Sanedrín condenó a Jesús como blasfemo, porque siendo hombre se hacía Hijo de Dios; el pueblo, en general, se dejó manipular, reclamando incluso la liberación de Barrabás, famoso delincuente, y la condenación de Jesús. Pilato se lavó las manos como un cobarde que se desentiende mirando para otro lado. Los discípulos también colaboraron, entregándolo, negándolo, huyendo. Cuando se le complicaba a Jesús gravemente la vida lo dejaron solo, aunque no estaba solo, ya que el Padre estaba con Él (cf. Jn 16, 32). Pidió compasión, pero no la halló. (...)
Jesús murió a manos de los enemigos, y depositando su espíritu en manos del Padre, que lo amó de una manera original. No ahorrándole la cruz, sino confortándolo, sosteniendo a su Elegido, amándolo en el aparente abandono. (...)
A la Cruz la saludamos el Viernes Santo con la expresión "árbol de la vida" en contraste con el árbol del Paraíso donde mordieron en la manzana Adán y Eva la muerte. La obediencia de Jesús que pasó por el abismo de la cruz (cf. Fil 2, 8) ha abierto un camino de vida en la desobediencia de Adán (cf. Rom 5, 12-21). El árbol de la cruz es fuente de vida eterna, de las heridas del Crucificado brota la salvación" (pasajes del Pregón de Semana Santa 2011 de Medina del Campo. D. Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid).

JUEVES SANTO DE LA CENA DEL SEÑOR

Giotto di Boldone (s. XIV)
 
   
Hans Holbein, el joven, Última Cena (1524-1525)
 


Cenáculo (Jerusalén)
 
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban cenando (ya el diablo le había metido en la cabeza a Judas  Iscariote, el de Simón, que lo entregara) y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido.
Llegó a Simón Pedro y éste le dijo: "Señor, ¿lavarme los pies tú a mí?" Jesús le replicó: "Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora, pero lo comprenderás más tarde". Pedro le dijo: "No me lavarás los pies jamás". Jesús le contestó: "Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo". Simón Pedro le dijo: "Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza". Jesús le dijo: "Uno que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. También vosotros estáis limpios, aunque no todos". (Porque sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: "No todos estáis limpios"). Cuando acabó de lavarles los pies, tomó el manto, se lo puso otra vez y les dijo: "¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis". (Jn 13, 1-15)
El lavatorio de los pies no solamente refleja la kénosis del Redentor; más aún, es el propio Dios, es el amor de Jesucristo, el que nos purifica. No es el hombre el que asciende hacia Dios, es el propio Dios que se acerca al hombre, se iguala a él, atrayendo a la criatura hacia el Creador. La pureza es un acto de Dios, un don, que el hombre no merece. El mandato de Jesús para que sigamos su ejemplo, es un obrar del propio Salvador que actúa en nosotros y, de esa forma, nuestro obrar se acomoda al suyo. El mandamiento nuevo, "amaos los unos a los otros como yo os he amado" (Jn 13, 34-35), no es únicamente una exigencia de perfección en el ámbito del Decálogo, es mucho más: consiste en identificarse progresivamente con Cristo. 

domingo, 10 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS


Pietro Lorenzetti, Entrada de Jesús en Jerusalén (s. XIV)

Anton van Dyck, Entrada de Jesús en Jerusalén (1617)

Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: "Id a la aldea de enfrente, encontraréis enseguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto". Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: «Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila.» Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada. Y la gente que iba delante y detrás gritaba: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!" Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: "¿Quién es éste?" La gente que venía con él decía: "Es Jesús, el profeta de Nazaret de Galilea" (Mt 21, 1-11)
En este hermoso pasaje Jesús se presenta como un rey; no un monarca con poder militar: la paz, la sencillez y la justicia son su fuerza. Entra en Jerusalén con su poder salvador, como rey de los pobres.
Cuando los discípulos aparejan , echando sus mantos, la cabalgadura están realizando un gesto de profundo significado, que aparece mencionado en el Antiguo Testamento, de igual forma que cuando los que aclaman a Jesús arrojan los mantos a su paso: reconocen y entronizan a quien representa la esperanza mesiánica a través de la descendencia del rey David (1 R 1, 33 s. / 2 R 9, 13).
Las palabras que exclama la multitud expresan también el regocijo de aquellos que han reconocido a quien no solamente es portador de la Salvación, sino que él mismo es la Salvación: Hosanna, alabanza jubilosa, con un claro sentido impetratorio, y la expresión "bendito el que viene en nombre del Señor", tomada del Salmo 118.
Jesús, como apreciamos por el pasaje, es saludado como el Rey Salvador, como el Esperado, en quien se cumplen las promesas veterotestamentarias.
(Para profundizar: capítulo 1, "Entrada en Jerusalén y purificación del Templo", Benedicto XVI, Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, págs. 11 a 21)