Pintada en torno a 1436 para el gremio de los ballesteros de Lovaina, esta extraordinaria obra maestra de estilo flamenco llegó a España en 1555 comprada por futuro rey Felipe II a su tía María de Hungría.
En el cuadro aparecen varios personajes que contemplan y participan con dolor en el descendimiento del cuerpo de Cristo de la cruz. En la parte izquierda del espectador, el apóstol Juan sostiene a la Virgen desmayada, en una postura paralela a la del Hijo, recordándonos el papel central que tiene María en la Redención del género humano. Nicodemo (Jn 3, 1-21; 7, 50; 19, 39), el anciano de barba blanca con tocado judío, que sostiene por la axila al Redentor presenta un rostro apesadumbrado, pero contenido, como quien comprende que la misión de Jesús ha llegado a su consumación. José de Arimatea (Mt 27, 57 / Jn 19, 38), que sostiene y envuelve el cuerpo de Jesús en el sudario, asume también con dolor el sacrificio de Cristo. A su lado María Magdalena expresa con los gestos de los brazos y la postura "inverosímil" de su cuerpo todo el dolor que brota de su corazón. En el cinturón que porta, símbolo de la virginidad, pueden leerse los nombres "Iehsus Maria", como expresión de la unión del Hijo y la Madre. Los vivos colores de los ropajes resaltan el cuerpo exangüe de Jesús y la lividez del rostro de María.