San Clemente de Taüll (Lérida), Pantocrátor (s. XII) |
Hagia Sophia, Cristo en majestad con Constantino IX y la emperatriz Zoe ( s. XI) |
— No perdáis la calma, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino.
Tomás le dice:
— Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo podemos saber el camino?
Jesús le responde:
— Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mi, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto.
Felipe le dice:
— Señor, muéstranos al Padre y nos basta.
Jesús le replica:
— Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ve a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tu: “Muéstranos al Padre”? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, él mismo hace las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aun mayores. Porque yo me voy al Padre. (Jn 14, 1-12)
La revelación plena y definitiva de Dios a la humanidad no se realiza de forma impersonal, se hace a través de su propio Hijo, Jesucristo. La identificación entre la Primera y la segunda Persona de la Trinidad es plena; quien sigue a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida, avanza en este mundo para alcanzar en el otro la plenitud de la Vida en Dios, momento en el que alcanzaremos todos los frutos de Salvación merced a los méritos de Jesucristo.