"Et lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)

"Et Lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)
ESTE BLOG, APOYÁNDOSE EN JESUCRISTO Y SUS VALORES, TIENE UNA FINALIDAD DE CARÁCTER EDUCATIVO, BUSCANDO, DESDE EL MENSAJE DEL EVANGELIO, CREAR EN LOS JÓVENES UNA CONCIENCIA CRÍTICA, BASADA EN LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD DESDE LA INTERIORIDAD, LA REFLEXIÓN, LA FRATERNIDAD Y LA LIBERTAD RESPONSABLE.

domingo, 17 de abril de 2011

VIERNES SANTO DE LA PASIÓN DEL SEÑOR

Maerten van Heemskerck, Tríptico Ecce Homo (1559)
 
Thomas Eakins, Crucifixión (1880)

Charles Le Brun, Descendimiento (1646)
   
Piedra de la Unción. Iglesia del Santo Sepulcro (Jerusalén)
Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado “de la Calavera” (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: “Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos”. Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: No escribas: "El rey de los judíos", sino: "Este ha dicho: Soy el rey de los judíos". Pilato les contestó: "Lo escrito, escrito está". Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: "No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca". Así se cumplió la Escritura: “Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica”. Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo". Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre". Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: "Tengo sed". Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: Está cumplido. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. (Jn 19, 16-30)
"Podemos decir que la Cruz es consecuencia del rechazo de los hombres a escuchar el Evangelio de Jesús, y a reconocerlo como el Mesías. La cruz es el resultado de la persecución, traición, cobardías, maldad y endurecimiento de los hombres. El Sanedrín condenó a Jesús como blasfemo, porque siendo hombre se hacía Hijo de Dios; el pueblo, en general, se dejó manipular, reclamando incluso la liberación de Barrabás, famoso delincuente, y la condenación de Jesús. Pilato se lavó las manos como un cobarde que se desentiende mirando para otro lado. Los discípulos también colaboraron, entregándolo, negándolo, huyendo. Cuando se le complicaba a Jesús gravemente la vida lo dejaron solo, aunque no estaba solo, ya que el Padre estaba con Él (cf. Jn 16, 32). Pidió compasión, pero no la halló. (...)
Jesús murió a manos de los enemigos, y depositando su espíritu en manos del Padre, que lo amó de una manera original. No ahorrándole la cruz, sino confortándolo, sosteniendo a su Elegido, amándolo en el aparente abandono. (...)
A la Cruz la saludamos el Viernes Santo con la expresión "árbol de la vida" en contraste con el árbol del Paraíso donde mordieron en la manzana Adán y Eva la muerte. La obediencia de Jesús que pasó por el abismo de la cruz (cf. Fil 2, 8) ha abierto un camino de vida en la desobediencia de Adán (cf. Rom 5, 12-21). El árbol de la cruz es fuente de vida eterna, de las heridas del Crucificado brota la salvación" (pasajes del Pregón de Semana Santa 2011 de Medina del Campo. D. Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid).