"Et lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)

"Et Lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)
ESTE BLOG, APOYÁNDOSE EN JESUCRISTO Y SUS VALORES, TIENE UNA FINALIDAD DE CARÁCTER EDUCATIVO, BUSCANDO, DESDE EL MENSAJE DEL EVANGELIO, CREAR EN LOS JÓVENES UNA CONCIENCIA CRÍTICA, BASADA EN LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD DESDE LA INTERIORIDAD, LA REFLEXIÓN, LA FRATERNIDAD Y LA LIBERTAD RESPONSABLE.

miércoles, 9 de marzo de 2011

I DOMINGO DE CUARESMA

Duccio di Buoninsegna, La tentación de Cristo en la montaña (c.1308)

James Tissot, La tentación de Cristo (1895)
Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes. Pero él le contestó, diciendo: Está escrito: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".
Entonces el diablo lo lleva a la ciudad santa, lo pone en el alero del templo y le dice: Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: "Encargará a sus ángeles que cuiden de ti, y te sostendrá en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras". Jesús le dijo:También está escrito: "No tentarás al Señor tu Dios".
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y, mostrándole los reinos del mundo y su gloria, le dijo: Todo esto te daré, si te postras y me adoras. Entonces le dijo Jesús: Vete, Satanás, porque está escrito: "Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto". Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían (Mt 4, 1-11)
La actitud de Jesús es de rechazo absoluto a todo aquello que esclaviza al hombre: el poder, el dinero, la fama, la avaricia, la ambición, el egoísmo, la autosuficiencia. Jesús, Dios y hombre, asume nuestra propia naturaleza y se iguala en todo a nosotros, salvo en el pecado. La respuesta de Jesús ante las tentaciones nos invita a su imitación: solamente una vida centrada en los valores del Evangelio y al servicio del prójimo nos permite desarrollar una existencia plena que, aunque no exenta de dificultades, encuentra su sentido, su esperanza y felicidad en Dios.