"Et lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)

"Et Lux in tenebris lucet" (Jn 1, 5)
ESTE BLOG, APOYÁNDOSE EN JESUCRISTO Y SUS VALORES, TIENE UNA FINALIDAD DE CARÁCTER EDUCATIVO, BUSCANDO, DESDE EL MENSAJE DEL EVANGELIO, CREAR EN LOS JÓVENES UNA CONCIENCIA CRÍTICA, BASADA EN LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD DESDE LA INTERIORIDAD, LA REFLEXIÓN, LA FRATERNIDAD Y LA LIBERTAD RESPONSABLE.

lunes, 28 de febrero de 2011

ZYGMUNT BAUMAN, PENSANDO LA POSMODERNIDAD

Zygmunt Bauman, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, nació en Polonia en 1925. De origen judío, estudió sociología y filosofía en la universidad de Varsovia. Seguidor del marxismo  durante la época de la Segunda Guerra Mundial y en las dos década posteriores a la misma, la dura campaña antisemita emprendida por el gobierno polaco a comienzos de 1968, que se recrudeció tras las protestas de marzo de aquel año contra el régimen comunista polaco, cambió su vida. Tras abandonar las filas del Partido Obrero Unificado Polaco, perdió su puesto de profesor en la universidad de Varsovia y debió exiliarse, tras ser obligado a renunciar a su nacionalidad, primero a Israel y luego al Reino Unido. Ocupa desde 1971 la cátedra de sociología de la universidad de Leeds, ahora como profesor emérito.
Este pensador distingue entre "modernidad sólida" y "modernidad líquida". Aquella preocupada por el desarrollo, la modernización, la industrialización; modernidad kantiana, racional, weberiana, fordista, la correspondiente al estado nación; criticable en muchos aspectos -en ella se produjo el genocidio en masa de los campos de concentración y de los gulag, y a su calor surgieron los regímenes totalitarios de corte fascista y marxista-, pero hizo posible los Derechos Humanos y apostaba por valores sólidos, durables y seguros.
Por contra, en la "modernidad líquida", la del tiempo presente,  todo está subordinado al poder económico; poder multinacional, invisible, que ha convertido a los estados en meros gendarmes de las estructuras económicas. Una modernidad que nos hace vivir, a pesar del progreso tecnológico, sumidos en la incertidumbre, en la inseguridad y en la desprotección. Todo es provisional, tanto desde el punto de vista ético como desde el punto de vista de las relaciones humanas.
El ser humano ya no puede ser comprendido ni como "homo faber" ni como "homo ludens", ni tampoco como "homo sapiens", sino como "homo consumens". El consumismo de hoy no tiene como objetivo satisfacer necesidades sino deseos. El deseo es un motivo autogenerado y autoimpulsado que no requiere justificación ni causa. El deseo, por si mismo, no se satisface por sucesivas y breves materializaciones; encuentra en su propia "insatisfacción" su propia "insaciabilidad".  Así, pues, el consumismo se ha convertido en una adicción. Como medio de hallar satisfacción, todas las adicciones, incluida la del consumo, son autodestructivas: destruyen la posibilidad de estar satisfecho alguna vez.
Robert Reich, en su obra The Work of Nations (1991),  distingue cuatro grandes categorías de personas, atendiendo a su papel en la actividad económica: los manipuladores de símbolos, que inventan las ideas y los modos de hacerlas atractivas para el mercado; los que se encargan de la reproducción del trabajo, fundamentalmente maestros y funcionarios del Estado; los que se encargan de prestar servicios personales: los publicistas que hacen atractivo el producto y los vendedores que se encargan de las relaciones cara a cara con el consumidor; por fin, los trabajadores de la producción en masa, al servicio de la cadena de montaje, cada vez más prescindibles e intercambiables por las máquinas, que han alcanzado tal perfección que el ser humano se encuentra "acomplejado" ante ellas.
En este tiempo posmoderno que afrontamos la ética tiene un sesgo relativista, acomodaticio, que fructúa según los vaivenes de la economía. Conceptos cargados de valores como compromiso solidario, obligación ética o sentido del deber han perdido el peso que antaño tenían hasta casi desaparecer.
Para leer: ZYGMUNT BAUMAN, Modernidad líquida.

PAUPERISMO: LA "RIQUEZA" DE GRAN PARTE DE LA HUMANIDAD


















OBJETIVOS DE DESARROLLO DEL MILENIO


Las cifras deben cuestionarnos, deben remover nuestras conciencias:

- 29.000 menores de 5 años mueren cada día en el mundo por causas evitables (deshidratación, malaria, infecciones, desnutrición, etc.).

- Más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso al agua potable.

- 2.000 millones de personas no tiene acceso a medicamentos básicos.

- Más de 1.000 millones de personas malviven con menos de un dólar al día. 2.500 millones de personas lo hacen con menos de dos dólares.

- En todo el mundo, sólo el 49% de los niños en edad escolar de secundaria asiste a la escuela. El resto, o todavía están realizando estudios primarios, o ya han abandonado la escuela.

¿VALORAS TU SITUACIÓN EN LA VIDA Y TODAS LAS OPORTUNIDADES QUE TIENES?

domingo, 27 de febrero de 2011

"DE DIOSES Y HOMBRES"


La película "De dioses y hombres" ha recibido otro premio más: el César 2011 a la mejor película estrenada en el año 2010. Este premio es otorgado por la Academia de las artes y técnicas del cine de Francia y reconoce en este film importantes valores morales y estéticos. La cinta narra la historia real de una pequeña comunidad de monjes cistercienses entre los años 1993-1996, que se encontraba situada en el Atlas argelino. A pesar de la labor social que los religiosos prestaban en los pueblos de la zona montañosa en la que su monasterio se asentaba, y de las buenas relaciones que con los lugareños mantenían, fueron acosados por los fundamentalistas islámicos y, tras ser secuestrados la noche del 26 al 27 de marzo de 1996, fueron posteriormente asesinados. Solamente lograron salvarse dos de ellos.
La fe, el amor al prójimo y un compromiso inquebrantable con el Evangelio destacan en la vida de estos mártires. Una película profunda, de gran belleza, de las que no abundan por estos pagos.

viernes, 25 de febrero de 2011

EL ABORTO ES UN CRIMEN NEFANDO

Este cartel, que ha causado una viva polémica en Estados Unidos, está patrocinado por una asociación contraria al aborto. Los afroamericanos constituyen el 12,8% de la población norteamericana y dan lugar al 36% de los abortos que se practican en Estados Unidos.
No nos dejemos engañar, el aborto es un crimen abominable, autorizado y reconocido como un derecho en nuestras prósperas, ricas, desarrolladas y "civilizadas" sociedades occidentales.

martes, 22 de febrero de 2011

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA CUARESMA 2011

Ary Scheffer, La tentación de Cristo (1854)

“Con Cristo sois sepultados en el Bautismo, con Él también habéis resucitado” (Col 2, 12)


Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma, que nos lleva a la celebración de la Santa Pascua, es para la Iglesia un tiempo muy valioso e importante, con vistas al cual me alegra dirigiros unas palabras específicas para que lo vivamos con el debido compromiso. La comunidad eclesial, asidua en la oración y en la caridad operosa, mientras mira hacia el encuentro definitivo con su Esposo en la Pascua eterna, intensifica su camino de purificación en el espíritu, para obtener con más abundancia del misterio de la redención la vida nueva en Cristo Señor (cf Prefacio I de Cuaresma).


1.- Esta misma vida ya se nos transmitió el día del Bautismo, cuando “al participar de la muerte y resurrección de Cristo”, comenzó para nosotros “la aventura gozosa y entusiasmante del discípulo” (Homilía en la fiesta del Bautismo del Señor, 10 de enero de 2010). San Pablo, en sus Cartas, insiste repetidamente en la comunión singular con el Hijo de Dios que se realiza en este lavacro. El hecho de que en la mayoría de los casos el Bautismo se reciba en la infancia pone de relieve que se trata de un don de Dios: nadie merece la vida eterna con sus fuerzas. La misericordia de Dios, que borra el pecado y permite vivir en la propia existencia “los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Flp 2, 5) se comunica al hombre gratuitamente.
El apóstol de los gentiles, en la Carta a los Filipenses, expresa el sentido de la transformación que tiene lugar al participar en la muerte y resurrección de Cristo, indicando su meta: que yo pueda conocerle a Él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos (cf Flp 3, 10-11). El Bautismo, por tanto, no es un rito del pasado sino el encuentro con Cristo que conforma toda la existencia del bautizado, le da la vida divina y lo llama a una conversión sincera, iniciada y sostenida por la gracia, que lleve a alcanzar la talla adulta de Cristo.
Nexo entre Bautismo y Cuaresma
Un nexo particular vincula el Bautismo con la Cuaresma como momento favorable para experimentar la gracia que nos salva. Los padres del Concilio Vaticano II exhortaron a los pastores de la Iglesia a utilizar “los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal” (Sacrosanctum concilium 109).

En efecto, desde siempre la Iglesia asocia la vigilia pascual a la celebración del Bautismo: en este sacramento se realiza el gran misterio por el cual el hombre muere al pecado, participa de la vida nueva en Jesucristo Resucitado y recibe el mismo espíritu de Dios que resucitó a Jesús de entre los muertos (cf Rm 8, 11). Este don gratuito debe ser reavivado en cada uno de nosotros y la Cuaresma nos ofrece un recorrido análogo al catecumenado, que para los cristianos de la Iglesia antigua, así como para los catecúmenos de hoy, es una escuela insustituible de y de vida cristiana: viven realmente el Bautismo como un acto decisivo para su existencia.
2.- Para comprender seriamente el camino hacia la Pascua y prepararnos a celebrar la Resurrección del Señor –la fiesta más gozosa y solemne de todo el año litúrgico cristiano-, ¿qué puede haber más adecuado que dejarnos guiar por la Palabra de Dios? Por esto, la Iglesia, en los textos evangélicos de los domingos de Cuaresma, nos guía hacia un encuentro especialmente intenso son el Señor, haciéndonos recorrer las etapas del camino de la iniciación cristiana: para los catecúmenos, en la perspectiva de recibir el sacramento del renacimiento; y para quien está bautizado, con vistas a nuevos y decisivos pasos en el seguimiento de Cristo y en la entrega más plena a Él.

Los cinco domingos de Cuaresma
El primer domingo del itinerario cuaresmal subraya nuestra condición de hombre en esta tierra. La batalla victoriosa contra las tentaciones, que da inicio a la misión de Jesús, es una invitación a tomar conciencia de la propia fragilidad para acoger la gracia que libera del pecado e infunde nueva fuerza en Cristo, camino, verdad y vida (cf Ordo Initiationis Christianae Adultorum, n. 25). Es una llamada decidida a la recordar que la fe cristiana implica, siguiendo el ejemplo de Jesús y en unión con Él, una lucha “contra los dominadores de este mundo tenebroso” (Ef 6, 12), en el cual el diablo actúa y no se cansa, tampoco hoy, de tentar al hombre que quiere acercarse al Señor: Cristo sale victorioso, para abrir también nuestro corazón a la esperanza y guiarnos a vencer las seducciones del mal.

El evangelio de la Transfiguración del Señor pone delante de nuestros ojos la gloria de Cristo, que anticipa la resurrección y que anuncia la divinización del hombre. La comunidad cristiana toma conciencia de que es llevada como los apóstoles Pedro, Santiago y Juan “aparte, a un monte alto” (Mt 17,1), para acoger nuevamente en Cristo, como hijos en el Hijo, el don de la gracia de Dios. “Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle” (v. 5). Es la invitación a alejarse del ruido de la vida diaria para sumergirse en la presencia de Dios: Él quiere transmitirnos, cada día, una palabra que penetra en las profundidades de nuestro espíritu, donde discierne el bien y el mal” (cf Hb 4, 12) y fortalece la voluntad de seguir al Señor.

La petición de Jesús a la samaritana: “Dame de beber” (Jn 4, 7), que se lee en la liturgia del tercer domingo, expresa la pasión de Dios por todo hombre y quiere suscitar en nuestro corazón el deseo del don del “agua que brota para la vida eterna” (v. 14). Es el don del Espíritu Santo, que hace de los cristianos “adoradores verdaderos” capaces de orar al Padre en “espíritu y verdad” (v. 23). ¡Solo esta agua puede apagar nuestra sed de bien, de verdad y de belleza! Solo esta agua, que nos da el Hijo, irriga los desiertos del alma inquieta e insatisfecha, “hasta que descanse en Dios”, según las palabras célebres de San Agustín.

El domingo del ciego de nacimiento presenta a Cristo como luz del mundo. El evangelio nos interpela a cada uno de nosotros: “¿Tú crees en el Hijo del hombre?”. “Creo, Señor” (Jn 9, 35,38, afirma con alegría el ciego de nacimiento, dando voz a todo creyente. El milagro de la curación es el signo de que Cristo, junto con la vista, quiere abrir nuestra mirada interior, para que nuestra fe sea cada vez más profunda y podamos reconocer en Él a nuestro único Salvador. Él ilumina todas las oscuridades de la vida y lleva al hombre a vivir como “hijo de la luz”.

Cuando, en el quinto domingo, se proclama la resurrección de Lázaro, nos encontramos frente al misterio último de nuestra existencia: “Yo soy la resurrección y la vida… ¿Crees esto?” (Jn 11, 25-26). Para la comunidad cristiana es el momento de volver a poner con sinceridad, junto con Marta, toda la esperanza en Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo (v. 27).

La comunión con Cristo en esta vida nos prepara a cruzar la frontera de la muerte, para vivir sin fin en Él. La fe en la resurrección de los muertos y en la esperanza en la vida eterna abren nuestra mirada al sentido último de nuestra existencia: Dios ha creado al hombre para la resurrección y para la vida, y esta verdad da la dimensión auténtica y definitiva a la historia de los hombres, a su existencia personal y a su vida social, a la cultura, a la política, a la economía. Privado de la fe todo el universo acaba encerrado dentro de un sepulcro sin futuro, sin esperanza.

El recorrido cuaresmal encuentra su cumplimiento en el Triduo Pascual, en particular en la gran vigilia de la noche santa: al renovar las promesas bautismales, reafirmamos que Cristo es el Señor de nuestra vida, la vida que Dios nos comunicó cuando renacimos “del agua y del Espíritu Santo” y reafirmamos de nuevo compromiso de corresponder a la acción de la gracia para ser discípulos.


3.- Nuestro sumergirnos en la muerte y en la resurrección de Cristo mediante el sacramento del Bautismo nos impulsa cada día a liberar nuestro corazón del peso de las cosas materiales y de un vínculo egoísta con la “tierra”, que nos empobrece y nos impide estar disponibles y abiertos a Dios y al prójimo. En Cristo, Dios se ha revelado como Amor (cf I Jn, 4, 7-10). La Cruz de Cristo, la “palabra de la Cruz” manifiesta el poder salvífico de Dios (cf I Co, 1, 18), que se da para levantar al hombre y traerle la salvación: amor en su forma más radical (encíclica Deus caritas est, 12).


El ayuno
Mediante las prácticas tradicionales del ayuno, la limosna y la oración, expresiones del compromiso de conversión, la Cuaresma educa a vivir de modo cada vez más radical el amor de Cristo.
El ayuno, que puede tener distintas motivaciones, adquiere para el cristiano un significado profundamente religioso: haciendo más pobre nuestra mesa, aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor; soportando la privación de alguna cosa –y no solo de lo superfluo-, aprendemos a apartar la mirada de nuestro “yo” para descubrir a alguien a nuestro lado y reconocer a Dios en los rostros de tantos de nuestros hermanos. Para el cristiano, el ayuno no tiene nada de intimista, sino que abre mayormente a Dios y a las necesidades de los hombres, y hace que el amor a Dios sea también amor al prójimo (cf Mc 12, 31).

La limosna
En nuestro camino también nos encontramos ante la tentación del tener, de la avidez del dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida. El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte; por esto, la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir.
La idolatría de los bienes, en cambio, no solo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, la fuente única de la vida. ¿Cómo comprender la bondad paterna de Dios si el corazón está lleno de uno mismo y de los propios proyectos, con los cuales nos hacemos ilusiones de que podemos asegurar el futuro? La tentación es pensar como el rico de la parábola: “Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años… Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma” (Lc 12, 19-20). La práctica de la limosna nos recuerda el primado de Dios y la atención hacia los demás, para redescubrir a nuestro Padre bueno y recibir su misericordia.

La oración
En todo el tiempo cuaresmal, la Iglesia nos ofrece con particular abundancia la Palabra de Dios. Meditándola e interiorizándola para vivirla diariamente, aprendemos una forma preciosa e insustituible de oración, porque la escucha atenta de Dios, que sigue hablando en nuestro corazón, alimenta el camino de fe que iniciamos en el día del Bautismo. La oración nos permite también adquirir una nueva concepción del tiempo: de hecho, sin la perspectiva de la eternidad y de la transcendencia, simplemente marca nuestros pasos un horizonte que no tiene futuro. En la oración encontramos, en cambio, tiempo para Dios, para conocer que “sus palabras no pasarán” (cf Mc, 13, 31), para entrar en la íntima comunión con Él que “nadie podrá quitarnos” (cf Jn 16, 22) y que nos abre a la esperanza que nos falla, a la vida eterna.

En síntesis, el itinerario cuaresmal, en el cual se nos invita a contemplar el misterio de la cruz, es “hacerme semejante a Él en su muerte” (Flp 3, 10) para llevar a cabo una conversión profunda de nuestra vida: dejarnos transformar por la acción del Espíritu Santo como San Pablo en el camino de Damasco; orientar con decisión nuestra existencia según la voluntad de Dios; liberarnos de nuestro egoísmo, superando el instinto de dominio sobre los demás y abriéndonos a la caridad de Cristo.

El periodo cuaresmal es el momento favorable para reconocer nuestra debilidad, acoger, con revisión de vida, la gracia renovadora del sacramento de la Penitencia y caminar con decisión hacia Cristo.

Queridos hermanos y hermanas: mediante el encuentro personal con nuestro Redentor y mediante el ayuno, la limosna y la oración, el camino de conversión hacia la Pascua nos lleva a redescubrir nuestro Bautismo. Renovemos en esta Cuaresma la acogida de la gracia que Dios nos dio en ese momento, para que ilumine y guíe todas nuestras acciones. Lo que el sacramento significa y realiza estamos llamados a vivirlo cada día siguiendo a Cristo de modo cada vez más generoso y auténtico.

Encomendemos nuestro itinerario a la Virgen María, que engendró al Verbo de Dios en la fe y en la carne, para sumergirnos como Ella en la muerte y resurrección de su Hijo Jesús y obtener la vida eterna.


Vaticano, 4 de noviembre de 2010



BENEDICTO XVI


domingo, 20 de febrero de 2011

AISHA BIBI, EL ROSTRO DE LA TRAGEDIA



Esta fotografía ha sido la ganadora de World Press Photo 2011, importante premio que se concede a la mejor fotografía de prensa del año precedente. En esta ocasión el premio ha sido otorgado a Jodi Bieber, prestigiosa fotógrafa sudafricana, por esta foto publicada en agosto pasado en la revista Time.
La fotografía es impactante y refleja toda la tragedia por la que atraviesan las mujeres en los países donde los Derechos Humanos son concultados sistemáticamente.
Aisha Bibi, la persona de la fotografía, es una mujer afgana de 18 años que huyó de la casa familiar por el maltrato al que su marido la sometía. Aisha se refugió en casa de sus padres y su marido, apoyado por los talibanes, la cortó las orejas y la nariz. Hoy vive en Estados Unidos. Su tragedia es la nuestra. ¡Colaboremos en la edificación de un mundo más justo, fraterno y solidario  en el que los Derechos Humanos sean para siempre respetados!

sábado, 19 de febrero de 2011

SAN CIRILO Y SAN METODIO, EVANGELIZADORES DE LOS ESLAVOS, COPATRONOS DE EUROPA





Cirilo y Metodio, nacidos en Tesalónica (Grecia) en el siglo IX, son modelo de seguimiento de Jesucristo, incansables evangelizadores en Crimea y en la Gran Moldavia, además de creadores del alfabeto glagolítico, precedente del alfabeto cirílico, que utilizaron con una finalidad evangelizadora, dando a conocer las Sagradas Escrituras a los pueblos eslavos. 
El papa Benedicto XVI, en la audiencia general del día 17 de junio de 2009, presentó con estas palabras a Cirilo y Metodio:
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy quisiera hablar de los santos Cirilo y Metodio, hermanos en la sangre y en la fe, llamados apóstoles de los eslavos. Cirilo nació Tesalónica hijo del magistrado imperial León en 826-827: era el más joven de siete hijos. De niño aprendió la lengua eslava. A la edad de catorce años fue enviado a Constantinopla para educarse y estuvo acompañado por el joven emperador Miguel III. En aquellos años fue introducido en las diferentes disciplinas universitarias, entre otras la dialéctica, teniendo como maestro a Focio. Después de haber rechazado un brillante matrimonio, decidió recibir las órdenes sagradas y se convirtió en bibliotecario en el Patriarcado. Poco después, deseando retirarse en la soledad, se escondió en un monasterio, pero pronto fue descubierto y se le encomendó la enseñanza de las ciencias sagradas y profanas, tarea que desempeñó tan bien que se ganó el apelativo de "filósofo".
Mientras tanto, el hermano Miguel (nacido en torno al año 815), tras una carrera en la administración pública en Macedonia, hacia el año 850 abandonó el mundo para retirarse a la vida monástica en el monte Olimpo, en Bitinia, donde recibió el nombre de Metodio (el nombre monástico debía comenzar por la misma letra del de bautismo) y se convirtió en egúmeno del monasterio de de Polychron.
Atraído por el ejemplo de su hermano, Cirilo también decidió dejar la enseñanza para dedicarse a meditar y rezar en el monte Olimpo. Ahora bien, años después (en torno al 861), el gobierno imperial le encargó una misión entre los cázaros del mar de Azov, quienes pidieron que se les enviara un literato que supiera discutir con los judíos y los sarracenos. Cirilo, acompañado por su hermano Metodio, vivió durante largo tiempo en Crimea, donde aprendió hebreo. Allí buscó también el cuerpo del Papa Clemente I, que en ese lugar había sido desterrado. Encontró su tumba y, cuando regresó con su hermano, trajo las preciosas reliquias. Al llegar a Constatinopla, los dos hermanos fueron enviados a Moravia por el emperador Miguel III, a quien el príncipe de Moravia, Ratislao, había hecho una petición precisa: "Nuestro pueblo -le había dicho-, desde que ha rechazado el paganismo, observa la ley cristiana; pero no tenemos un maestro que sea capaz de explicarnos la verdadera fe en nuestro idioma". La misión tuvo muy pronto un insólito éxito. Al traducir la liturgia en la lengua eslava, los dos hermanos se ganaron una gran simpatía entre el pueblo.
Esto, sin embargo, suscitó la hostilidad contra ellos del clero franco, que había llegado precedentemente a Moravia y consideraba el territorio como perteneciente a la propia jurisdicción eclesial. Para justificarse, en el año 867, los dos hermanos viajaron a Roma. Durante el viaje, se detuvieron en Venecia, donde tuvo lugar una acalorada discusión con los que defendían la así llamada "herejía trilingüe": consideraban que había sólo tres idiomas en los que se podía alabar lícitamente a Dios: hebreo, griego y latín. Obviamente los dos hermanos se opusieron a esto con fuerza. En Roma, Cirilo y Metodio fueron recibidos por el Papa Adriano II, que les salió al encuentro en procesión para acoger dignamente las reliquias de san Clemente. El Papa también había comprendido la gran importancia de su excepcional misión. Desde la mitad del primer milenio, de hecho, los eslavos se habían asentado en gran número en aquellos territorios situados entre las dos partes del Imperio Romano, el oriental y el occidental, que experimentaban tensiones entre sí. El Papa intuyó que los pueblos eslavos podrían desempeñar el papel de puente, contribuyendo de este modo a conservar la unión entre los cristianos de una y otra parte del Imperio. Por tanto, no dudó en aprobar la misión de los dos hermanos en la Gran Moravia, acogiendo y aprobando el uso del eslavo en la liturgia. Los libros eslavos fueron colocados en el altar de Santa María de Phatmé (Santa María la Mayor) y se celebró la liturgia eslava en las basílicas de San Pedro, San Andrés, San Pablo.
Por desgracia, en Roma, Cirilo enfermó gravemente. Al sentir que se acercaba la muerte, quiso consagrarse totalmente a Dios como monje en uno de los monasterios griegos de la ciudad (probablemente en Santa Práxedes) y tomó el nombre monástico de Cirilo (su nombre de bautismo era Constantino). Luego pidió con insistencia a su hermano Metodio, quien mientras tanto había sido consagrado obispo, que no abandonara la misión en Moravia y que regresara entre aquellas poblaciones. Dirigió esta invocación a Dios: "Señor, Dios mío..., escucha mi oración y custodia en la fidelidad a ti al rebaño que habías dispuesto para mí... Libéralos de la herejía de los tres idiomas, reúne a todos en la unidad, y haz que el pueblo que has elegido viva la concordia en la auténtica fe y en la recta confesión". Falleció el 14 de febrero del año 869.
Fiel al compromiso asumido con su hermano, al año siguiente, 870, Metodio regresó a Moravia y a Panonia (hoy Hungría), donde afrontó nuevamente la violenta animadversión de los misioneros francos que le encarcelaron. No se desalentó y cuando en el año 873 fue liberado se entregó activamente a la organización de la Iglesia, atendiendo a la formación de un grupo de discípulos. El mérito de estos discípulos estuvo en superar la crisis que se desencadenó tras la muerte de Metodio, que tuvo lugar el 6 de abril de 885: perseguidos y encarcelados, algunos de estos discípulos fueron vendidos como esclavos y llevados a Venecia, donde fueron rescatados por un funcionario de Constantinopla, quien les permitió regresar a los países de los eslavos balcánicos. Acogidos en Bulgaria, pudieron continuar la misión comenzada por Metodio, difundiendo el Evangelio en la "tierra de Rus". Dios, en su misteriosa providencia se servía de este modo de la persecución para salvar la obra de los santos hermanos. De ella, queda también la documentación literaria. Basta pensar en obras como el Evangeliario (perícopas litúrgicas del Nuevo Testamento), el Salterio, varios textos litúrgicos en eslavo, en los que trabajaron los dos hermanos. Tras la muerte de Cirilo, se debe a Metodio y sus discípulos, entre otras cosas, la traducción de toda la Sagrada Escritura, el Nomocanon y el Libro de los Padres.
Resumiendo brevemente el perfil espiritual de los dos hermanos, hay que constatar ante todo la pasión con la que Cirilo se acercó a los escritos de san Gregorio Nacianceno, aprendiendo de él el valor del idioma en la transmisión de la Revelación. San Gregorio había expresado el deseo de que Cristo hablara a través de él: "Soy siervo del Verbo, por eso me pongo al servicio de la Palabra". Queriendo imitar a Gregorio en este servicio, Cirilo pidió a Cristo hablar en eslavo por él. Introduce su obra de traducción con la invocación solemne: "Escuchad, eslavos, escuchad la Palabra que procede de Dios, la Palabra que alimenta las almas, la Palabra que lleva al conocimiento de Dios". En realidad, ya años antes de que el príncipe de Moravia pidiera al emperador Miguel III el envío de misioneros a su tierra, parece que Cirilo y el hermano Metodio, rodeados por un grupo de discípulos, estaban trabajando en el proyecto de recoger los dogmas cristianos en libros escritos en eslavo. Entonces se constató con claridad la necesidad de contar con nuevos signos gráficos, que fueran más adecuados a la lengua hablada: nació así el alfabeto glagolítico que, posteriormente modificado, fue designado con el nombre de "cirílico" en honor de su inspirador. Fue un hecho decisivo para el desarrollo de la civilización eslava en general. Cirilo y Metodio estaban convencidos de que los diferentes pueblos no podían considerar que habían recibido plenamente la Revelación hasta que no la hubieran escuchado en su propio idioma y leído en los caracteres propios de su alfabeto.
A Metodio le corresponde el mérito de permitir que la obra emprendida por su hermano no quedara bruscamente interrumpida. Mientras Cirilo, el "filósofo", tendía a la contemplación, él se orientaba más bien a la vida activa. De este modo, pudo sentar los cimientos de la sucesiva afirmación de lo que podríamos llamar la "idea cirilo-metodiana", que acompañó en los diferentes períodos históricos a los pueblos eslavos, favoreciendo el desarrollo cultural, nacional y religioso. Lo reconoció ya el Papa Pío XI con la carta apostólica Quod Sanctum Cyrillum, en la que calificaba a los dos hermanos "hijos de Oriente, bizantinos de patria, griegos de origen, romanos por su misión, eslavos por los frutos apostólicos" (AAS 19 [1927] 93-96). El papel histórico que ellos desempeñaron fue después oficialmente proclamado por el Papa Juan Pablo II quien, con la carta apostólica Egregiae virtutis viri, les declaró copatronos de Europa junto a san Benito (AAS 73 [1981] 258-262).
En efecto, Cirilo y Metodio constituyen un ejemplo clásico de lo que hoy se indica con el término "enculturación": cada pueblo debe hacer que penetre en la propia cultura el mensaje revelado y expresar la verdad salvífica con su propio lenguaje. Esto supone un trabajo de "traducción" muy empeñativo, pues exige encontrar términos adecuados para volver a proponer, sin traicionarla, la riqueza de la Palabra revelada. Los dos santos hermanos han dejado en este sentido un testimonio particularmente significativo que la Iglesia sigue mirando hoy para inspirarse y orientarse.

martes, 1 de febrero de 2011

SOPHIE SCHOLL (1921-1943)


Sophie Scholl


















Tumba de Sophia y Hans Scholl y Christoph Probst en el cementerio  Perlacher Friedhof (Munich), cerca de donde se produjo su ejecución

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